Esta preciosa vivienda holandesa, (situada en el norte del país, a unos poco kilómetros de Amsterdam) fue concebida en su origen, a comienzos del siglo XX, para servir de taller a un pintor.
Hoy en día sigue manteniendo ese espíritu artístico, en gran parte debido a que su actual propietario es también pintor.
La casa presenta una gran belleza ya desde su exterior, con esos
idílicos techos de paja prensada, pero es en su interior donde la
apreciamos en todo su esplendor. Es muy cálida, gracias a los numerosos
toques étnicos: alfombras, cojines, elementos decorativos, etc.,
procedentes de los viajes de sus propietarios.
Estas piezas, en estrecha y amistosa convivencia con otros elementos de diferentes estilos y orígenes (mercadillos, brocantes) otorgan a la casa un estilo bohemio que la hace muy personal y confortable.
Estas piezas, en estrecha y amistosa convivencia con otros elementos de diferentes estilos y orígenes (mercadillos, brocantes) otorgan a la casa un estilo bohemio que la hace muy personal y confortable.
¿Mi estancia preferida? Ese magnífico comedor, presidido por una preciosa mesa recuperada, rodeada de sillas de cuero, sobre la que pende una lámpara de estilo indudablemente industrial. Eclecticismo sobresaliente. ¡Un must!